Infinito

Tengo un trocito de papel blanco. Un trozo de papel con el que hago un barquito que se va navegando por las lagunas de mi mente.

Yo lo miro mientras se aleja, columpiándose entre las olas. A la deriva. Lo dejo para ver si es capaz de sobrevivir a la marejada. Para ver si tiene lo que hay que tener.

Lo observo en silencio y veo cómo iza unas velas hechas de papel maché. Las eleva y con ellas se dirige a una tormenta interna. Tan valiente.

Más que yo.

Dejándose llevar por la corriente, se enfrenta a mis miedos, mis angustias y mis soledades. Al borde constante de hundirse pero sin llegar a hacerlo. Protegiendo en el centro de su recámara las alegrías y las cosas bonitas.
Lo observo, desde lejos, y me doy cuenta de que un barco de papel tiene más fuerza de voluntad que yo.

De puta madre.

Yo, que no sé ni de dónde coño sacar papel maché para hacerme unas velas.

Que no sé ni cómo pelear contra la marea de mis entrañas. Ni contra una tempestad que anuncia su presencia con rayos que desintegran mi existencia. Con truenos que martillean constantes las fronteras de mi mente.  

En un último y colérico intento, yo alboroto, grito y pataleo. Intento hacer más ruido que la tormenta. Me revuelvo, me resisto pero no sé ni cómo mantenerme a flote y, con cada pataleo, me hundo un poco más. Me aferro a una fuerza de voluntad inexistente hasta que me derrito y me transformo en agua.

Cierro los ojos y siento cómo la sal del océano se fusiona con la de mis lágrimas.

La melosidad del oleaje me adormece y por fin me doy cuenta de que, al fin y al cabo, mi mente no es más que un mar en calma cabreado por el viento.


Y entonces, flotando inerte y mirando al cielo, convertida en sal, en agua y en ola, pienso que nunca el viento duró eternamente. 

2 comentarios:

Óscar Sejas dijo...

Me hace tan feliz ver que hay entrada nueva en este sitio :-) en serio, antes de leer ya sonrío.

En cuanto a la entrada sólo puedo decir que si el barco está en tu mente es porque existe y si la mente es capaz de crear un barco de papel pequeño podrá crear un transatlántico enorme, o incluso dar la vuelta a la situación y que el mar sean las alegrías y el barquito vaya cargado de penas.

:-) la mente es maravillosa, mejor que yo lo sabes.

A very big hug!!!

Laura M. dijo...

El papel maché lo venden en las papelerías, pero eso es para preescolares. A ti te funcionaría más lo de ser ola, ser sal, ser agua. Qué bonito es llegar a la catársis y entregarse a la tormenta para comprenderla y poder dejarla atrás.

Tendré que acostumbrarme a la blancura de tu blog, pero me gusta :)