Tengo un trocito de papel blanco.
Un trozo de papel con el que hago un barquito que se va navegando por las
lagunas de mi mente.
Yo lo miro mientras se aleja,
columpiándose entre las olas. A la deriva. Lo dejo para ver si es capaz de
sobrevivir a la marejada. Para ver si tiene lo que hay que tener.
Lo observo en silencio y veo cómo
iza unas velas hechas de papel maché. Las eleva y con ellas se dirige a una
tormenta interna. Tan valiente.
Más que yo.
Dejándose llevar por la
corriente, se enfrenta a mis miedos, mis angustias y mis soledades. Al borde
constante de hundirse pero sin llegar a hacerlo. Protegiendo en el centro de su
recámara las alegrías y las cosas bonitas.
Lo observo, desde lejos, y me doy
cuenta de que un barco de papel tiene más fuerza de voluntad que yo.
De puta madre.
Yo, que no sé ni de dónde coño
sacar papel maché para hacerme unas velas.
Que no sé ni cómo pelear contra
la marea de mis entrañas. Ni contra una tempestad que anuncia su presencia con
rayos que desintegran mi existencia. Con truenos que martillean constantes las fronteras
de mi mente.
En un último y colérico intento,
yo alboroto, grito y pataleo. Intento hacer más ruido que la tormenta. Me
revuelvo, me resisto pero no sé ni cómo mantenerme a flote y, con cada pataleo,
me hundo un poco más. Me aferro a una fuerza de voluntad inexistente hasta que
me derrito y me transformo en agua.
Cierro los ojos y siento cómo la
sal del océano se fusiona con la de mis lágrimas.
La melosidad del oleaje me
adormece y por fin me doy cuenta de que, al fin y al cabo, mi mente no es más
que un mar en calma cabreado por el viento.
Y entonces, flotando inerte y
mirando al cielo, convertida en sal, en agua y en ola, pienso que nunca el viento duró eternamente.
2 comentarios:
Me hace tan feliz ver que hay entrada nueva en este sitio :-) en serio, antes de leer ya sonrío.
En cuanto a la entrada sólo puedo decir que si el barco está en tu mente es porque existe y si la mente es capaz de crear un barco de papel pequeño podrá crear un transatlántico enorme, o incluso dar la vuelta a la situación y que el mar sean las alegrías y el barquito vaya cargado de penas.
:-) la mente es maravillosa, mejor que yo lo sabes.
A very big hug!!!
El papel maché lo venden en las papelerías, pero eso es para preescolares. A ti te funcionaría más lo de ser ola, ser sal, ser agua. Qué bonito es llegar a la catársis y entregarse a la tormenta para comprenderla y poder dejarla atrás.
Tendré que acostumbrarme a la blancura de tu blog, pero me gusta :)
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