Bienvenida a la
primavera.
Pasa y siéntate. No
te cortes, ponte cómoda, que yo mientras pasearé los atardeceres más hermosos
ante ti, las brisas más reconfortantes y los paisajes más paradisíacos con los
que nunca hayas soñado.
Relájate, disfruta
y déjate llevar por las sensaciones que se apoderan de ti y piensa que esa será
la forma que tengan el resto de tus días. Junto a mí.
Porque si te quedas,
yo te digo que hacemos del mundo una primavera sin fin, con el brotar de
sentimientos como brotan las flores en el campo, con el rubor de tus mejillas
alimentándose del primer sol de la mañana.
Tan vespertino como
el primer amor. Como despertar de madrugada abrazado a tu esternón.
Como transformar la
lluvia en arco iris con el brillo de tus ojos y alejar el frío de la noche con
el calor de nuestros cuerpos.
Si quieres, yo te
quiero hasta que el mundo se coma a sí mismo y lo único que quede sea su piel
dada la vuelta.
Si me dejas, te
enseño el olor de la felicidad en un tarro de mermelada y envuelvo tu habitación
con vainilla y frambuesa.
Si te quedas,
hacemos de la luna nuestra lámpara de noche y dejamos las partículas de nuestro
amor flotando en su ingravidez.
Porque contigo, la
primavera es infinita y las noches, un paseo en barco por el Sena.
** Allá por Abril, el gran Balagar Fartón publicó una
foto en la red social de turno con un título parecido a “bienvenida a la
primavera”. En ese instante a mí se me ocurrió esto, que ve la luz hoy. Será
esa otra de las grandezas de Balagar, que aun no queriendo, inspira a los
demás.