- Silvia, Silvia – dijo entre suspiros - ¿por qué eres tan bonita?
- No lo sé, ¿lo soy?
- Pues claro. Más que la luna llena entre las nubes o la luz del arcoiris – La agarró entre sus brazos y comenzó a besarle el hombro - Tanto como este triángulo de lunares que tanto me encanta, no sé, tanto como todo lo que más me gusta en el mundo.
- Eres un exagerado.
- Soy feliz, denúnciame.
- Yo también soy feliz…
- ¿De verdad? Nunca lo habría dicho, es difícil pensar que puedas ser feliz teniendo en cuenta que planeas eliminarme de tu vida así como así.
- No te entiendo.
- Sí me entiendes. De sobra. ¿Cómo no me vas a entender si llevas meses con ese plan macabro en esa cabecita tuya?
- ¿De qué plan me estás hablando?
- ¡Silvia! No me trates como si fuese un imbécil.
- ¡No lo hago! De verdad que no sé de qué me hablas.
El sudor había empezado a caer a chorretones por la espalda de Silvia y el corazón le latía como si acabase de correr durante horas, respiraba muy deprisa y notaba una fuerte presión sobre el pecho. Sentía la mirada de él sobre su espalda y se agobiaba sólo de pensar en la discusión que se había originado sin tener ni idea de por qué.
- ¿De verdad no quieres volver a recordarme nunca?
En ese momento Silvia se despertó sobresaltada. Miro a su alrededor y vio que el reloj marcaba las 4.32 de la madrugada.
Otro sueño más.
Otra pesadilla más que no sabía si encajar como un mensaje cifrado de su inconsciente gritando desesperado que no lo hiciese o si no era más que un último intento de él de no escapar de su memoria.
- No lo sé, ¿lo soy?
- Pues claro. Más que la luna llena entre las nubes o la luz del arcoiris – La agarró entre sus brazos y comenzó a besarle el hombro - Tanto como este triángulo de lunares que tanto me encanta, no sé, tanto como todo lo que más me gusta en el mundo.
- Eres un exagerado.
- Soy feliz, denúnciame.
- Yo también soy feliz…
- ¿De verdad? Nunca lo habría dicho, es difícil pensar que puedas ser feliz teniendo en cuenta que planeas eliminarme de tu vida así como así.
- No te entiendo.
- Sí me entiendes. De sobra. ¿Cómo no me vas a entender si llevas meses con ese plan macabro en esa cabecita tuya?
- ¿De qué plan me estás hablando?
- ¡Silvia! No me trates como si fuese un imbécil.
- ¡No lo hago! De verdad que no sé de qué me hablas.
El sudor había empezado a caer a chorretones por la espalda de Silvia y el corazón le latía como si acabase de correr durante horas, respiraba muy deprisa y notaba una fuerte presión sobre el pecho. Sentía la mirada de él sobre su espalda y se agobiaba sólo de pensar en la discusión que se había originado sin tener ni idea de por qué.
- ¿De verdad no quieres volver a recordarme nunca?
En ese momento Silvia se despertó sobresaltada. Miro a su alrededor y vio que el reloj marcaba las 4.32 de la madrugada.
Otro sueño más.
Otra pesadilla más que no sabía si encajar como un mensaje cifrado de su inconsciente gritando desesperado que no lo hiciese o si no era más que un último intento de él de no escapar de su memoria.
8 comentarios:
Qué agobio soñar algo así! Yo me levantaría estresada!
Uf que pesadilla mas pesada, suelo tener muchas de ellas, son agotadoras
Buff! Que sensanción tan extraña tiene que ser soñar algo asi...
Genial ^_^!
Quiero conocer a una Silvia bonita con triángulos de lunares.
(mimo)
No se muy bien como he llegado hasta aquí, pero la verdad me ha encantado, así que lo visitaré a menudo.
Me gusta tu forma de escribir. Yo estoy empezando en este mundillo.
Un saludo!
Malditas pesadillas, rompiendo la magia del sueño.
¡Beso!
Ay, nena, me encantan tus escritos, te lo habia dicho alguna vez? xD
P.D: por cierto, he visto que ya has visto (permiteme la redundancia... xD) El erizo!!! Que tal, alma gemela? Tan buena como el libro? Es que queria verla, pero aun no he tenido la oportunidad...
El sueño....nutriendo nuestro inconsciente desde ese inmenso oceáno onírico.
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