Bajo una manta

Le pregunté qué quería y, desde la cama, su pequeña boquita no supo qué decir. Se quedó cerrada con un vacío en su interior donde deberían estar las palabras que quería utilizar. Miró a su alrededor, como buscando el lugar al que habían escapado, mirando detrás del baúl de sus juguetes, pensando que ahí, entre las sombras, encontraría alguna de ellas. Pero sólo encontró su miedo, su miedo en todas las esquinas, pero sobre todo concentrado en el interruptor de la luz que reposaba bajo mi mano.

Mi sombra abandonó su cuarto y con ella toda protección con la que podía contar y vio en los coloridos puntitos de su pijama el reflejo de las luces de la calle y desde allí le llegaron las voces de aquellos que salían al encuentro de la oscura noche, a enfrentarse a ella vistiendo sus mejores galas, caminando hacia ella de frente, como si no la temieran.

Miró hacia su mesilla de noche, donde un reloj en forma de muñeca le indicaba la misma hora desde hacía dos meses a las cinco y cuarto de la tarde. Parecía que el reloj hubiera querido proporcionarle esa seguridad que tanto la confortaba durante el día y hubiera intentado que siempre fueran las cinco y cuarto, que siempre fuera de día. Su habitación iluminada, ningún rincón en la penumbra, mi mano lejos del interruptor.

Despertó sobresaltada al cabo de un rato, huyendo de los fantasmas que la perseguían en sus sueños cada noche, intentó alcanzar el interruptor de la luz pero no lo consiguió y sudores fríos comenzaron a recorrer su espalda mientras se revolvía en la cama para subir la manta por encima de su cabeza.

Bajo esa manta, su respiración comenzó a viciar el aire, pero no le importó. Incluso aunque hubiera querido, no habría conseguido asomar su cabeza más allá de la suavidad de las sábanas. No sabía lo que encontraría al otro lado.

Y en esa otra oscuridad en la que, irónicamente, no sentía ningún miedo, deseó, como cada noche, que algún día un unicornio brillante llegara volando y se la llevara lejos, cerca del sol, donde nunca se hiciera de noche.
***
Me dijo: "escribe sobre.... una niña y su pijama de colores y el miedo a la oscuridad y los fantasmas de la noche y un unicornio volador brillante"
Y no pude más que hacerle caso.

3 comentarios:

Noviembre dijo...

Ay jo, me siento orgullosa! ^^ me gusta mucho cómo te quedó, mucho!

Y el detalle del unicornio brillante... con estos resultados... espero que se me ocurran pronto mas órdenes de "escribe sobre" que darte! :)

Qué chuliiiiii

Anónimo dijo...

Aunque no encuentre el interruptor puede estar tranquila porque siempre tendrá el cuello bien tapado.

Por la noche siempre nos asaltan los fantasmas que se ocultan en nuestra cabeza durante el día... Las 5:15 de la tarde es una buena hora para que se pare el mundo.

Luna Méndez dijo...

Vic!
me encanta tu comentario

me encanta ME ENCANTA!!!! ^^