cuanto antes




No me quedan cosas que decirte.
No me quedan lágrimas que llorarte ni me quedan tampoco abrazos que regalarte.

No me quedan fotos que mirar,
ni personas que confundir contigo.

No me quedan aventuras que contarte,
O música que compartir contigo.

No me queda nada.

No me queda nada, más que ganas de mirarte.
De recorrerte con los ojos hasta que me sangren las pupilas.  
De clavarme las uñas en las úlceras de tu recuerdo. Y a lo mejor hurgar un poco. 


No lo sé. 


Me queda sólo un agujero negro.
Una página en blanco. 



Y me quedan reproches.
Eso sí.
Eso siempre.

3 comentarios:

Humberto Dib dijo...

Creo que es momento de escribirle algo bello a alguien que lo merezca.
Un abrazo.
HD

Balagar dijo...

Te queda mucho... Siempre queda algo, y la importancia de retenerlo depende de nosotros mismos. Te queda esa hoja en blanco, ese lienzo en el que hacer aún mas imperecedero ese amor cargado de dolor, resentimiento y rabia. Te queda el recuerdo de lo que (se) fue. Las cosas solamente se pierden cuando dejan de importar para siempre. Yo no te pierdo el rastro. Te dejo un abrazo. Uno de los grandes, de los que arreglan y reconfortan, de los que se sienten de verdad...

Óscar Sejas dijo...

Hasta los reproches son una forma de mantener el recuerdo. O a esa conclusión he llegado. A veces no soltamos del recuerdo ciertas cosas no porque no podamos, si no porque no nos da la real gana. Supongo que reconocerlo es el primer paso para que cause menos dolor. Todos somos un poco masoquistas en estos temas.

Salud, abrazos.